La novela es un género
literario, subgénero de la narrativa,
junto al cuento y
la crónica.
Consiste en una narración usualmente
extensa, de carácter más o menos ficcional, que se cuenta usualmente por
capítulos o segmentos, en los que interviene siempre la voz de
un narrador.
Las
novelas suelen tener una trama compleja y abundante, en la que existen
digresiones, derivas o vericuetos, y en la que suelen haber varios personajes e
incluso diversos puntos de vista desde los cuales se cuenta la historia.
Incluso es usual encontrar en una novela relatos secundarios, subtramas,
fragmentos de otros textos de otra naturaleza.
No existen
exactitudes respecto a qué cosa puede o no ser una novela, especialmente en la
novela contemporánea, que suele consistir en relatos discontinuos,
fragmentarios, tangenciales, absurdos, etc. Incluso algunas pueden hacerse
pasar por cartas, documentos u otro formato. Siempre tienen en común que su
extensión es mayor que la de los cuentos.
Origen de la
novela
La novela
tiene el antecedente directo del género de la epopeya.
Ese
género se inició en la Antigüedad,
y usualmente se narra las aventuras de los héroes clásicos,
como ocurre en la Odisea de Homero.
Luego se
cultivó durante el medioevo europeo con
un sentido más o menos similar.
En este caso
se contaban las aventuras ficticias de los caballeros andantes, muy
usuales en un continente dividido
en pequeños reinos enemistados.
Sin embargo,
se considera que una de las primeras novelas en sentido moderno fue Don
Quijote de la Mancha, del español Miguel de Cervantes, en 1605. Se
considera la primera novela porque estaba escrita en prosa y por su
variedad de personajes e historias, enmarcadas en una trama principal más
vasta, que le daba unidad.
Sin embargo,
las novelas en un sentido más amplio existían desde el Renacimiento.
Incluso se las puede rastrear hasta el siglo XI en Japón.
La novela es
un género diverso, múltiple en formas cuyo contenido suele clasificarse en:
- Novelas de aventuras. Cuentan
de inicio a fin un viaje, un recorrido vital o un episodio emocionante de
la vida de un personaje, que al volver a casa ya no es el mismo del
inicio.
- Novelas de ciencia ficción. En
ellas se explora el impacto posible de la ciencia y
la tecnología en
la vida de los seres
humanos, generalmente en futuros imaginarios.
- Novelas
policiales. Relatos que involucran el esclarecimiento de un
crimen, por lo que sus protagonistas tienden a ser policías, detectives o
periodistas. Poseen un subgénero conocido como policial negro,
en el que los protagonistas ya no se mantienen en la legalidad durante el
relato, sino que forman parte de un mundo más sórdido en el que es difícil
separar criminales y policías.
- Novelas
románticas. Historias centradas en las aventuras o
desventuras amorosas, pasionales o eróticas de los personajes.
- Novelas de caballería. Sus
relatos se centran en la vida de un caballero andante medieval y detallan
sus aventuras contra criaturas monstruosas o ejércitos enemigos.
- Novelas de terror. Contienen
anécdotas aterradoras, siniestras o misteriosas, en las que intervienen
monstruos y entidades sobrenaturales, causando miedo en el lector.
- Novelas fantásticas. Presentan
un mundo posible, construido por completo desde la imaginación del autor,
con sus reglas particulares, criaturas e historia propias, distintas del
mundo real.
- Novelas realistas. Plantean
relatos ambientados en la realidad cercana al autor, sin atributos mágicos
ni sobrenaturales, y que la reproducen con bastante exactitud.
- Novelas psicológicas. Se
adentran en la mente de sus personajes: reflexiones, sentimientos y mundo
interior, y desde allí narran los eventos ocurridos.
- Novelas filosóficas. En
ellas abundan las reflexiones de tipo existencial o trascendental,
contadas junto a un relato que las propicia o las enmarca.
- Novelas epistolares. Cuentan
sus historias a partir de la reproducción de cartas ficcionales o
imaginarias, o bien de entradas de diario, correos
electrónicos y otras formas de correspondencia entre los
personajes.
Estructura
de la novela
Es usual que
el cuerpo de una novela esté dividido en entradas denominadas capítulos.
Además puede existir otro tipo de división, llamada partes, que agrupa varios
capítulos. En ambos casos, son formas de segmentar el relato de manera
ordenada. Suelen estar enumeradas e incluso tituladas.
Sin embargo,
una novela puede tener muchas y muy diversas estructuras narrativas,
ya que es el reino de la libertad narrativa. Por ejemplo, es posible que no
cuente con divisiones, o también contarse en miles de entradas diminutas.
Elementos
que componen la novela
Normalmente,
una novela posee los siguientes elementos narrativos:
- Personajes. A quienes ocurren
las acciones y cuyas vidas (o momentos de ellas) se cuentan en la novela.
Pueden o no ser también los narradores de la misma.
- Narrador. Uno o varios
narradores pueden aparecer en una novela. Son los encargados de contar la
historia, ya sea que fueron testigos de ella, sus protagonistas o voces no
involucradas con los hechos.
- Diálogos. Son las trascripciones de lo que los personajes dicen, sin que el narrador intervenga para contarlas.
Extensión
de la novela
Se da por
sentado que la extensión tendría que ser mayor que la de un cuento. Pero a
ciencia cierta no existe un criterio único respecto a cuántas páginas debe
tener.
Hasta hace
algunos años se empleaba el término “nouvelle” para referirse a las
novelas cortas, de menos de 100 páginas, que sin embargo seguían presentando el
universo lento, cerrado y abundante en detalles que caracteriza a este género.
Así que, en principio, una novela es tan extensa como necesite serlo.
Fuente: https://humanidades.com/novela/#ixzz7uU7Cp7aO
Características
de la novela
1. Crea
su propio mundo narrativo: la realidad de las novelas es imaginada,
aunque es creíble porque aparenta una existencia real.
2. Toda
novela es ficción: el novelista crea historias basándose en su
inventiva, en la pura fantasía. Y lo hace transformando la realidad de manera
individual, social y/o cultural.
3. Se
opone a la historia: los sucesos narrados en la novela no son reales,
no han sido comprobados. No son hechos históricos.
4. Tiene
una fuerte carga connotativa: las connotaciones, los detalles, tienen
mucha importancia en el género novelesco. Las palabras tienen tanto significado
en sí mismas como en relación a la interpretación que los lectores puedan hacer
de ellas.
5.
Describe varias historias simultáneas: la novela construye mundos en
el que las cosas no suceden de forma aislada, sino que hay historias que
transcurren de forma paralela y/o se interrelacionan.
6. Tiene
múltiples personajes: a diferencia del cuento, la novela puede manejar
varios personajes protagonistas y antagonistas.
7. Los personajes
se describen física y psicológicamente: normalmente, el autor desgrana
con detalle las características de sus personajes para resaltar sus ideas y dar
mayor credibilidad a la historia que cuenta.
8.
Combina descripción y diálogo: la narración de los acontecimientos
comparte relevancia con los diálogos que entablan los personajes.
https://www.saberia.com/cuales-son-las-caracteristicas-de-la-novela/
📖 Lea detenidamente el fragmento...
La metamorfosis
Cuando
Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se
encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado
sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza
veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco,
sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de
resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con
el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
«¿Qué me ha
ocurrido?», pensó.
No era un
sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña,
permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas. Por encima de la
mesa, sobre la que se encontraba extendido un muestrario de paños
desempaquetados -Samsa era viajante de comercio-, estaba colgado aquel cuadro
que hacía poco había recortado de una revista y había colocado en un bonito
marco dorado. Representaba a una dama ataviada con un sombrero y una boa de
piel, que estaba allí, sentada muy erguida y levantaba hacia el observador un
pesado manguito de piel, en el cual había desaparecido su antebrazo.
La mirada de
Gregorio se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo lluvioso -se oían
caer gotas de lluvia sobre la chapa del alféizar de la ventana- lo ponía muy
melancólico.
«¿Qué
pasaría -pensó- si durmiese un poco más y olvidase todas las chifladuras?»
Pero esto
era algo absolutamente imposible, porque estaba acostumbrado a dormir del lado
derecho, pero en su estado actual no podía ponerse de ese lado. Aunque se
lanzase con mucha fuerza hacia el lado derecho, una y otra vez se volvía a
balancear sobre la espalda. Lo intentó cien veces, cerraba los ojos para no
tener que ver las patas que pataleaban, y sólo cejaba en su empeño cuando
comenzaba a notar en el costado un dolor leve y sordo que antes nunca había
sentido.
«¡Dios mío!
-pensó-. ¡Qué profesión tan dura he elegido! Un día sí y otro también de viaje.
Los esfuerzos profesionales son mucho mayores que en el mismo almacén de la
ciudad, y además se me ha endosado este ajetreo de viajar, el estar al tanto de
los empalmes de tren, la comida mala y a deshora, una relación humana
constantemente cambiante, nunca duradera, que jamás llega a ser cordial. ¡Que
se vaya todo al diablo!»
Sintió sobre
el vientre un leve picor, con la espalda se deslizó lentamente más cerca de la
cabecera de la cama para poder levantar mejor la cabeza; se encontró con que la
parte que le picaba estaba totalmente cubierta por unos pequeños puntos
blancos, que no sabía a qué se debían, y quiso palpar esa parte con una pata,
pero inmediatamente la retiró, porque el roce le producía escalofríos.
Se deslizó
de nuevo a su posición inicial.
«Esto de
levantarse pronto -pensó- hace a uno desvariar. El hombre tiene que dormir.
Otros viajantes viven como pachás. Si yo, por ejemplo, a lo largo de la mañana
vuelvo a la pensión para pasar a limpio los pedidos que he conseguido, estos
señores todavía están sentados tomando el desayuno. Eso podría intentar yo con
mi jefe, pero en ese momento iría a parar a la calle. Quién sabe, por lo demás,
si no sería lo mejor para mí. Si no tuviera que dominarme por mis padres, ya me
habría despedido hace tiempo, me habría presentado ante el jefe y le habría
dicho mi opinión con toda mi alma. ¡Se habría caído de la mesa! Sí que es una
extraña costumbre la de sentarse sobre la mesa y, desde esa altura, hablar
hacia abajo con el empleado que, además, por culpa de la sordera del jefe,
tiene que acercarse mucho. Bueno, la esperanza todavía no está perdida del
todo; si alguna vez tengo el dinero suficiente para pagar las deudas que mis
padres tienen con él -puedo tardar todavía entre cinco y seis años- lo hago con
toda seguridad. Entonces habrá llegado el gran momento; ahora, por lo pronto,
tengo que levantarme porque el tren sale a las cinco», y miró hacia el
despertador que hacía tic tac sobre el armario.
Franz Kafka
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